Ayer hicimos una de las visitas dedicadas a recorrer Madrid como "El diablo cojuelo", la emoción de fisgar lo que de otro modo nuestros ojos no alcanzan.
Desde la terraza pudimos ir viendo el cambio de luces de un atardecer en la Villa y Corte, con la fachada de Palacio como medida.
Desde la terraza pudimos ir viendo el cambio de luces de un atardecer en la Villa y Corte, con la fachada de Palacio como medida.
Y otro de los elementos era poder observar como los jardines de Sabatini y los del Moro llegaban a unirse con los de la Casa de Campo.
Y mirando en redondo tenemos una visión de la plaza de Oriente, con los tejados del Teatro Real y una preciosa luna, en la noche previa a la del eclipse.
Otro de esos elementos que nos hace disfrutar es un punto de vista diferente de la cúpula de la iglesia de Santa Teresa del monasterio Carmelita.
Y terminamos con ese cielo teñido con los ultimo minutos de sol...
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